Leeuwenhoek y el microscopio






Los primeros grandes avances en la ciencia y en particular en las ciencias biológicas se deben en parte a la invención del microscopio óptico, cuando a finales del siglo XVII Antón van Leeuwenhoek, tallando lentes, pudo apreciar el mundo que por su tamaño tan pequeño no era posible ver a simple vista, los microorganismos, a quienes llamo animálculos.
Sin embargo, los intentos de amplificar imágenes se remontan a los griegos y romanos, quienes emplearon esferas de vidrio llenas de agua, las que solo eran útiles para observar heridas y tejidos, más no ese mundo diminuto.

Cuando Antony van Leeuwenhoek, fabricante de paños en Delft, Holanda, hizo este notable descubrimiento los microscopios ya tenían décadas de existir. Sin embargo, ni siquiera el estudio de numerosos documentos nos permite establecer claramente quién fue el inventor del microscopio. La palabra microscopio fue utilizada por primera vez por los componentes de la "Academia de los linces", una sociedad científica a la que pertenecía Galileo, algunos de cuyos miembros publicaron un trabajo sobre la observación microscópica de las alas de una abeja.




 Los primeros microscopios consistían de dos lentes; el primer registro escrito de uno de estos se halla entre 1590 y 1608 en Middelburg, Holanda, donde Zacarías Jansen (fabricante de anteojos), Hans Jansen y Hans Lippershey construyeron un instrumento con dos tubos concéntricos deslizantes y una lente en cada extremo. Tenía un aumento de casi 10 veces del tamaño real y era, en realidad, una versión del ya bien conocido telescopio astronómico. A mediados del siglo XVII, los microscopios compuestos (sumamente ornamentados) fueron muy comunes entre los investigadores adinerados. Fue con uno de esos  instrumentos que Robert Hook vio por primera vez las células vivas en 1663 en unas muestras de musgo. Poco después, ese mismo año, hizo su más famosa observación microscópica con delgadas secciones de corcho. Hooke nombro a las delicadas cámaras “células", nombre aún empleado.
 El microscopio compuesto había llegado a ser el instrumento más familiar de los gabinetes científicos. Para los primeros micros copistas era cómodo un microscopio compuesto: se colocaba en una mesa y el ocular quedaba a la altura de los ojos, lo cual permitía prolongadas observaciones. Sin embargo, el microscopio de una sola lente fue el que llevo a los descubrimientos fundamentales de la biología moderna. El trabajo de Hooke revela los intrincados detalles de objetos visibles a simple vista; sin embargo, el de Leeuwenhoek inicia la investigación de la vida en el universo microscópico.
Durante el siglo XVIII el microscopio sufrió diversos adelantos mecánicos que aumentaron su estabilidad y su facilidad de uso aunque no se desarrollaron mejoras ópticas. Las mejoras más importantes de la óptica surgieron en 1877 cuando Abbe publica su teoría del microscopio y por encargo de Carl Zeiss mejora la microscopía de inmersión sustituyendo el agua por aceite de cedro lo que permite obtener aumentos de 2000. A principios de los años 1930 se había alcanzado el límite teórico para los microscopios ópticos no consiguiendo estos, aumentos superiores a 500X o 1000X sin embargo existía un deseo científico de observar los detalles de estructuras celulares (núcleo, mitocondria... etc.).
El microscopio electrónico de transmisión (T.E.M.) fue el primer tipo de microscopio electrónico desarrollado este utiliza un haz de electrones en lugar de luz para enfocar la muestra consiguiendo aumentos de 100.000 X. Fue desarrollada por Max Knoll y Ernst Ruska en Alemania en 1931. Posteriormente, en 1942 se desarrolla el microscopio electrónico de barrido (SEM).
Los microscopios modernos incluyen algunas características de los primeros modelos y son un recordatorio de que el trabajo de los pioneros aún vive, si bien como reencarnaciones más desarrolladas, en los laboratorios del nuevo milenio.
El microscopio es un instrumento óptico que sirve para observar objetos y fenómenos tan pequeños, que el ojo humano no puede percibir a simple vista. Esto se debe a que las lentes que componen el mecanismo del microscopio están pulidas para que sean capaces de provocar un aumento aparente de las cosas que se desea observar. Además, el microscopio permite reducir mucho la distancia en que una persona de vista normal puede ver los objetos claramente, la cual es de alrededor de 25 cm. Esto significa que, con la ayuda de este instrumento óptico, los cuerpos pueden acercarse mucho más al ojo y, no obstante, seguir apreciándose con nitidez.
El poder de resolución es la capacidad del ojo para percibir detalles, y a la separación más corta entre dos puntos que puede detectar se le llama límite de resolución. El poder de resolución del microscopio es inmensamente mayor que el del ojo, y se mide en unidades llamadas nanómetros, que equivales a millonésimas de milímetro.
El microscopio compuesto se compone de dos sistemas de lentes, a diferencia del microscopio simple, que sólo posee uno, y cada sistema de lentes trabaja como un lente positiva única. Además de ser compuesto, es un microscopio binocular, lo que significa que posee dos oculares por los que se mira con ambos ojos al mismo tiempo. Los rayos luminosos que atraviesan el objeto se desvían parcialmente por medio de un prisma, para distribuirse entre los dos oculares. Este microscopio permite una visión más clara y es mucho más cómodo trabajar con él, que con el microscopio monocular, que únicamente tiene un ocular.

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